DÍA NACIONAL DE LA JUVENTUD

Publicado por Comisión Directiva el 15 de September del 2019

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Pedimos Justicia por nuestro gran amigo y ex voluntario Mario Paciolla.


Pedimos Justicia por nuestro gran amigo y ex voluntario Mario Paciolla.

Cada 16 de septiembre conmemoramos con profundo respeto uno de los sucesos de mayor significancia en la historia de nuestro país: la Noche de los Lápices. Recordamos los diversos secuestros y asesinatos perpetrados por la dictadura cívico-militar en el lapso del 16 al 21 de septiembre de 1976, contra jóvenes de entre 14 y 18 años, en su mayoría estudiantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y de otras agrupaciones de la ciudad de La Plata. La violencia hacia ellos se desató en respuesta a los reclamos que venían sosteniendo por las reincorporación de la gratuidad del boleto educativo.

La noche de los lápices no es un hecho aislado. Forma parte de una serie de atentados perpetrados contra el sistema educativo, la libertad ideológica y de expresión, dentro de los cuales se enmarcan La Noche de los Bastones largos y la quema de libros en universidades. El terrorismo de Estado oprimió y deshumanizó a la juventud, otorgandole la etiqueta de subversiva bajo la pretensión de acabar con todo aquello que consideraba podía gestar “la semilla de la subversión”. Es así que, ante un gobierno dictatorial que los quería inmóviles, los/as jóvenes involucrados/as tuvieron el valor de sostener la lucha por sus ideales, defendiendo y hablando de derechos humanos.

En el año 2006 se declaró esta fecha como Día Nacional de la Juventud, con el objetivo de reivindicar la militancia y el compromiso de los/as jóvenes que fueron desaparecidos/as en la última dictadura cívico-militar argentina. Este día, lejos de ser motivo de celebración, nos invita a reflexionar como juventud y recordar a aquellos/as jóvenes que lucharon por sus derechos en un contexto donde siquiera hablar de éstos les era permitido.

Pensar los sucesos del 16 de septiembre es mirar a las víctimas y no dejarlas morir en el olvido. Es quitarlas de ese espacio de abandono e invisibilidad que la dictadura se empeñó en otorgarles, y traerlas al presente; darles entidad.

“Solo muere quien se olvida”, por eso hoy tenemos presente en nuestra memoria a Claudio de Acha, Gustavo Calotti, María Clara Ciocchini, Pablo Díaz, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Patricia Miranda, Emilce Moler, Daniel A. Racero y Horacio Ungaro. Y los recordamos por lo que eran, son y van a seguir siendo siempre: jóvenes estudiantes, como muchos/as de nosotros/as.

Evocar sus nombres y apellidos, sus trayectorias y fotos nos invita a conocerlos, a comprender su realidad, su activismo, su vida antes del secuestro. Evocar sus historias en el presente implica repensar nuestro lugar como jóvenes en la sociedad, como alumnos/as secundarios, universitarios, o militantes y referentes de organizaciones. Nos invita a asumir las responsabilidades que tenemos como juventud y a que nos animemos a participar, a ejercer activamente nuestra ciudadanía y luchar para fortalecer la democracia argentina, especialmente en un año electoral. Que la memoria de este día sea memoria viva, que contribuya a construir un presente y un futuro mejor para nuestro país.

«De alguna forma, cumplí el juramento aferrado a las rejas. Ya no están en el Pozo. Ya no son víctimas sino compañeros de ideas justas. Sensibilidad social, amor y lucha digna: tres pilares de su identidad recuperada. Andan libres en cada marcha, en cada acto”. Pablo Díaz, sobreviviente de La Noche de los Lápices.

Los lápices continúan, y van a seguir siempre, escribiendo.